ELEGIMOS CAMBIAR
Ahora que hemos escogido un nuevo gobierno para el próximo periodo, de visión distinta al actual, es lógico pensar que las problemáticas que han sacado a la calle a miles de chilenos debieran ser escuchadas, estudiadas y solucionadas de mejor forma. Es bajo esta expectativa que se decide cambiar a los gobernantes, entonces de mi posición de ingeniero y experto en tránsito me permito preguntar; de qué forma se abordará la problemática del tránsito en nuestro país, será la seguridad un valor que se buscará inculcar desde la infancia, se cumplirá la ley que obliga a una educación vial en escuelas de todo el territorio nacional, se desarrollarán planes de comunicación, en busca de sensibilizar, para ser rotados en los medios en periodos más extensos que los tres días típicos antes de un fin de semana largo, se capacitará seriamente entendiendo que los males que nos tienen en una posición de inmovilidad en el número de fallecidos, sabiendo que nuestro país firmo el acuerdo del decenio de la seguridad vial, 2011 – 2020 de Naciones Unidas, para disminuir en un 50% la cifra de fallecidos por accidentes de tránsito, no será posible cumplir en las actuales condiciones.
Si a pesar de los esfuerzos de la autoridad saliente las víctimas no han disminuido, el transporte público está lejos de satisfacer la demanda de movilidad y menos es capaz de entregar un estándar medio de confort a los usuarios, como sucede en las naciones de la OCDE con quien nos comparamos habitualmente en distintas materias, nos queda preguntar, que haremos para evitar que miles de chilenos mueran en calles, caminos y carreteras de nuestro territorio nacional. No quisiera parecer como dueño de una verdad técnica ni teórica, sólo estoy interesado en que la vivencia real de ciudadanos se exprese y convierta como la verdad en la cual se sustentan las futuras políticas públicas. La movilidad y el tránsito, al interior de las comunidades, como toda actividad humana se construye desde las personas, actitud, hábitos y conducta son las variables a modificar o formar, según el caso, un conductor, un peatón o un pasajero responsable, siempre construirá una sociedad responsable, respetuosa y de actuar consiente de la vida propia y de los demás y no un ciudadano que sólo cumple la ley para evitar la sanción.
Para construir una sociedad segura y disminuir las muertes por accidentes de tránsito requerimos escucharnos; peatones, ciclistas, conductores, autoridades y expertos, de esta forma construiremos comunidades empáticas y ciudades amables con menos muertos, accidentados y estrés en las calles.